Brecha en las pensiones: la mujer se enfrenta a una desigualdad de 6.000 euros anuales

La brecha salarial que sufren las mujeres se extiende a la jubilación. Para compensar esta desigualdad se necesita un esfuerzo ahorrador extra

La brecha salarial se ha convertido en un dato objetivo que escenifica la desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en su carrera laboral. Y es uno de los datos que justificó una movilización feminista histórica el jueves. La diferencia de sueldos se extiende a la jubilación, ya que los desequilibrios en las cotizaciones sociales a la Seguridad Social provocan una brecha media en la pensión pública que roza los 6.000 euros anuales.

Es decir, la diferencia asciende a 130.000 euros en el periodo de jubilación, suponiendo que el retiro llega a los 67 años y hay una esperanza de vida en ese momento de 22 años (las mujeres viven de media dos años más que los hombres), según cálculos de Javier Santacruz, investigador de la Federación de Estudios Financieros (FEF), suponiendo que las pensiones siguen revalorizándose un 0,25% anual.

La mujer cotiza a la Seguridad Social 2.138,82 euros anuales menos de media que el hombre al cobrar un salario inferior. El desequilibrio es de 1.368 euros al año entre los 30 y los 44 años, pero se dispara con la maternidad, recuerda Santacruz. A esto se suma la mayor discontinuidad en la vida laboral de la mujer. Ambos factores constituyen una brecha en la pensión pública de 414,22 euros mensuales, según los últimos datos disponibles, lo que genera el déficit de 5.768 euros al año.

El gap aumenta cada año por la actualización de las pensiones. La penalización para las mujeres en el mercado laboral se acrecienta con la maternidad, que en promedio llega a los 32 años. Desde ahí aumenta una brecha salarial que se extiende a la pensión.

“Para evitar problemas tanto presentes (que repercuten en la planificación familiar, la productividad o el nivel de formación) como futuros (estar condenados a que las mujeres tengan sistemáticamente una pensión menor que la de los hombres), hay un factor que ayuda a nivelar esta diferencia salarial como es el ahorro”, señala el investigador.

Con la desigualdad entre asalariados y asalariadas, “las trabajadoras pueden salvar la brecha de género existente en el mercado laboral con una mejor previsión de largo plazo”, propone Javier Santacruz. La maternidad otorga una deducción de hasta 1.200 euros durante los tres primeros años. Es decir, hasta 3.600 euros. Sin embargo, esta cifra está lejos del ahorro necesario por parte de las mujeres para cubrir la brecha en la pensión.

La capacidad de que la mujer evite que la desventaja se arrastre a la jubilación con su esfuerzo ahorrador depende del binomio rentabilidad-riesgo. Los estudios muestran que la mujer tiende a ser más conservadora al invertir que el hombre, lo que puede disminuir el rendimiento a largo plazo del ahorro, ya que el interés compuesto permite multiplicar el ahorro en el largo plazo.

Mientras continúe la brecha laboral, las mujeres necesitan un esfuerzo ahorrador superior para llegar en igualdad de condiciones a la jubilación con productos de ahorro, rentas vitalicias u otras fórmulas para complementar la pensión. Este esfuerzo dependerá de cuándo empiece y cómo se rentabilice. Si se inicia a los 32 años, el esfuerzo diario será de 4,3 euros para un perfil conservador que obtenga una rentabilidad anualizada del 3%, según los números que maneja el investigador de la FEF. El capital acumulado en este ejemplo a los 67 años será de 94.600 euros, con el que podrá compensar la brecha de la pensión pública al descapitalizar el ahorro.

Manifestación por el Día de la Mujer. (EFE)
Manifestación por el Día de la Mujer. (EFE)

Por su parte, con un retorno anualizado del 5%, que consiguen los productos de inversión con riesgo medio (combinan renta fija y renta variable), el esfuerzo baja hasta los 2,4 euros diarios, y el capital acumulado es de 77.994 euros. Cuando llega la jubilación se empiezan a tomar rentas del ahorro, pero la parte no utilizada sigue generando rendimientos. Por ello, la cantidad necesaria disminuye si la rentabilidad es mayor. De hecho, con un retorno del 7% anualizado, resultado al alcance de vehículos de renta variable en el largo plazo, se necesita ahorrar 1,3 euros diarios para sumar 65.426 euros a los 67 años.

Desigualdad laboral

La desigualdad en el mercado laboral va mucho más allá del salario. Aunque el porcentaje de participación laboral de las mujeres en edad de trabajar ha crecido más de 20 puntos en dos décadas, el 69% de 2017 aún está lejos del 79% de los hombres. La diferencia aumenta con la edad. Entre los 20 y los 29 años está por debajo de los 5 puntos porcentuales, aumenta hasta los 9 puntos entre los 30 y los 44 años, y se dispara después por encima de los 10 puntos. El máximo se produce entre los 55 y los 59 años, con una población activa del 81,75% en el género masculino y del 63% en el femenino.

Asimismo, las mujeres trabajan de media un 28% menos de horas que los hombres. La diferencia se ha reducido desde el 38% de hace una década, pero todavía es elevada. Y en gran medida involuntaria, ya que la EPA reflejó que en el cuarto trimestre hubo 464.000 hombres que trabajaron a tiempo parcial por no haber encontrado empleo a tiempo completo, mientras que la cifra de mujeres ascendió a 1,1 millones.

Los cálculos de Gestha a partir de los datos tributarios muestran que hay brecha salarial en todos los sectores, que va desde el 3% en la construcción y actividades inmobiliarias hasta el 50% en la industria financiera y el 64% en agricultura, ganadería, silvicultura y pesca. En el conjunto del mercado laboral la brecha actual es del 14%, según datos del INE.

Santacruz recuerda que se producen saltos en este desequilibrio a lo largo de la vida laboral, especialmente con la maternidad. Por ello, el promedio para todo el periodo laboral la diferencia salarial media es del 23%. Y cuando se llega a la edad de jubilación, “la brecha se agranda hasta el 30,5% para los empleados del Régimen General [de la Seguridad Social] y del 26,4% para los autónomos”, señala el investigador. La igualdad aún está lejos.

Fuente: Óscar Giménez (elconfidencial.com)