Cambio climático también significa hambre

Los desastres climáticos son una de las principales causas del hambre. El impacto del cambio climático es desproporcionadamente negativo sobre las personas que se enfrentan a la inseguridad alimentaria, de las cuales el 80% vive en países propensos a estos desastres y se enfrenta a niveles muy altos de degradación ambiental, lo que agrava considerablemente inundaciones y sequías.

Las cifras hablan solas: el cambio climático podría aumentar en un 20% el riesgo de sufrir hambre y malnutrición para 2050. También amenaza con reducir la producción agrícola potencial hasta un 30% en África y un 21% en Asia.

A finales de 2015, más de 190 países cerraron un acuerdo histórico en materia de cambio climático en París. Esta alianza representa un gran paso hacia delante en los esfuerzos globales para afrontar el desafío del cambio climático. Pero, si bien es un éxito sin precedentes, más importante es lo que se haga a partir de ahora.

El Acuerdo del Clima necesita ser respaldado con una actuación urgente, empezando en las comunidades y países alrededor del mundo que sufren inseguridad alimentaria. Para ello, es necesaria una inversión y actuación masiva para ayudar a que la gente cree resiliencia a las catástrofes climáticas, tenga seguridad alimentaria y prospere bajo un clima cambiante, lo que podría enmarcarse en los siguientes retos:

Causas y consecuencias 

El acuerdo indica que a pesar de los rápidos esfuerzos por tratar las emisiones de gases de efecto invernadero, se necesitarán grandes inversiones en adaptación, especialmente para las personas más vulnerables. El Índice de Vulnerabilidad al Cambio Climático y la Inseguridad Alimentaria, desarrollado por la Met Office de Reino Unido y WFP y lanzado en París, demuestra lo importante que será la actuación a gran escala tanto en mitigación como en adaptación, en nuestros esfuerzos para acabar con el hambre para 2030 y en adelante.

Innovación y financiación

El acuerdo reconoce que se producirán pérdidas y daños debido a los extremos climáticos cada vez más intensos y frecuentes. El Acuerdo de París supone un gran empuje para abordar tales consecuencias mediante sistemas de alerta temprana mejorados, preparación para las emergencias, evaluación y gestión completa del riesgo, seguros ante riesgos climáticos y esfuerzos para crear la resiliencia de las comunidades, los medios de vida y ecosistemas. El Servicio de Seguridad Alimentaria y Resiliencia Climática (FoodSECuRE), presentado en la COP 21, es un esfuerzo de WFP para responder a esta necesidad combinando previsiones meteorológicas científicas y mecanismos de financiación flexibles.

FoodSECuRE es una herramienta revolucionaria que dispara la acción antes de que ocurran los desastres basándose en la predicción para que las comunidades puedan prepararse para el desastre con meses de antelación. También garantiza financiación durante y después de los desastres, porque solo se puede crear resiliencia a largo plazo para las personas vulnerables al cambio climático mediante la financiación plurianual. Un análisis de FoodSECuRE en Níger y Sudán sugiere que responder a los desastres con antelación reduce a la mitad el coste de la futura respuesta humanitaria. Si se añade el componente de resiliencia a la ecuación, el coste se reduce más todavía.

Protección social y adaptación

Esta unión constituye una de las maneras más importantes de canalizar las inversiones hacia los más vulnerables y asegurar que los esfuerzos a gran escala para reducir el riesgo de desastres en las comunidades con más riesgo se llevan a cabo. WFP y Oxfam América han estado probando y ampliando la Iniciativa de Resiliencia Rural R4 durante los últimos cinco años, que combina seguros, redes de seguridad y reducción del riesgo de desastre.

Para cumplir las promesas del Acuerdo de París hacia las poblaciones más vulnerables al hambre y a la pobreza, es necesario que la ambición se traduzca en acciones concretas como las aquí mencionadas, así como ayudar a los gobiernos a desarrollar e implementar planes nacionales de adaptación al cambio climático. Solo así conseguiremos erradicar el hambre en el mundo.

Fuente: Richard Choularton es responsable de Cambio Climático y Reducción de Riesgos de Desastre del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (ethic.es)