A las puertas de un nuevo invierno, la crisis de los refugiados continúa

Las personas refugiadas siguen llegando a Europa. En los últimos 5 meses, de junio a octubre, han llegado 16.865 personas a las islas griegas, de las cuales aproximadamente un 37% fueron menores y un 22% mujeres. Aunque ya no llenan las primeras páginas de nuestros periódicos, los naufragios de barcazas y las personas ahogadas han continuado. En lo que va de año, según la Organización Internacional de la Migración (OIM), 2.925 personas han muerto o desaparecido en el Mediterráneo.

Nos acercamos al invierno, y si no actuamos ahora, volveremos de nuevo a ser testigos de las terribles imágenes de sufrimiento de miles de personas congelándose y muriéndose abandonados en campos de refugiados en Europa en condiciones infrahumanas. Este será el segundo invierno tras la entrada en vigor del acuerdo entre la UE-Turquía con el que se justifica la política de mantener a los refugiados recluidos durante meses en las islas griegas, privándoles de libertad de movimiento por el país, a pesar de que los centros de recepción no cumplen con las condiciones mínimas de habitabilidad ni se da acceso a personal médico, escuelas o asistencia legal.

Como ejemplo, hoy en día aproximadamente 6.500 personas viven en el campo de Moria en la isla de Lesbos, aunque éste solo tenga la capacidad para acoger a unas 2.000. Muchas de ellas viven en tiendas de verano y tienen que dormir en el suelo en colchones muy finos o pequeñas mantas, incluso aquellas personas que padecen graves enfermedades, discapacidades, mujeres embarazadas, niños y niñas y supervivientes de torturas y otros traumas. El año pasado a causa del frío murieron 6 refugiados en este mismo campo. Es ahora cuando debemos actuar. De nada nos sirve lamentarnos de la falta de acción cuando ya es demasiado tarde.

Por eso, la semana pasada durante el pleno del Parlamento Europeo reclamamos un plan de acción urgente de las autoridades griegas con el apoyo de la Comisión Europea para garantizar que los solicitantes de asilo en las islas sean transferidos a viviendas adecuadas en la Grecia continental. Se calcula que por lo menos 6.700 personas deben ser trasladadas de forma inmediata de las islas para que los centros dejen de estar sobrepoblados. Ningún centro debe acoger a más personas de las que tiene capacidad. Debemos poner en marcha un plan inmediato para que cuando estos alcancen su capacidad se traslade las personas restantes de forma automática a alojamientos en el continente donde se les garantice acceso a servicios básicos como la atención médica, incluyendo asistencia mental y psicológica.

También hemos exigido que se establezcan los mecanismos y se dote del personal necesario para que inmediatamente después de la llegada de los refugiados se realicen las evaluaciones de vulnerabilidad. Debemos acabar con la actual escasez de personal, incluido personal médico, abogados, traductores e intérpretes, que hace que sea imposible realizar a tiempo estas evaluaciones.

No podemos olvidar tampoco que uno de los principales problemas de la presente situación es la falta de solidaridad entre países de la UE a la hora de acoger refugiados y el incumplimiento flagrante de los compromisos de reubicación acordados en 2015. A modo de recordatorio, en noviembre de 2017 los estados de la UE sólo han reubicado y reasentado a 31.200 de los 160.000 refugiados acordados, es decir solo el 20% de lo pactado. Además, sigue habiendo países como Polonia y Hungría que aún no han reubicado a ningún refugiado y otros como España que siguen muy lejos de sus objetivos, con solo el cumplimiento del 14% de los 17.337 refugiados que deberían haber llegado ya al país.

Seguimos por lo tanto exigiendo que se acelere de forma urgente la reubicación de los refugiados elegibles y que se priorice y garantice la reunificación familiar. Los estados deben de dejar de mirar hacia otro lado, es responsabilidad de todos, y no solo de Grecia e Italia, acoger a estas personas en busca de protección internacional.

En el marco de este proceso vale la pena señalar que actualmente está en revisión el reglamento de Dublín, el instrumento legal europeo que establece los criterios que determinan qué Estado es responsable de examinar las solicitudes de asilo. El Parlamento Europeo hace unas semanas votó a favor de una reforma que podría conllevar importantes cambios. La propuesta aprobada en la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos Internos del Parlamento propone eliminar el criterio del primer país de entrada, un criterio injusto que ha creado una presión desproporcionada sobre unos pocos Estados miembros y que es la raíz del hacinamiento de refugiados en Grecia.

Este cambio de criterio haría más corresponsables a los demás países de la UE y evitaría muchos de los sufrimientos que viven hoy los refugiados obligados a quedarse en centros de acogida sobrepoblados en Grecia e Italia. La propuesta además también incluye un nuevo mecanismo de reasentamiento que ayudaría a asegurar un reparto de responsabilidades más justo y solidario. Estas propuestas importantes del Parlamento Europeo chocarán sin duda con la resistencia de los Gobiernos de los Estados Miembros, a los cuales debemos obligar a moverse para evitar seguir como hasta ahora.

A las puertas de un nuevo invierno, exigimos el fin de la indiferencia, de la vulneración flagrante de los derechos humanos de los solicitantes de asilo y de la falta de solidaridad de muchos de los estados de la UE. Urge solucionar el problema del invierno que está delante de nosotros y urge también cambiar un sistema de recepción de refugiados ineficaz, inhumano e insolidario. Hay que pasar ya de la protesta a un cambio de políticas. Indignarse ya no vale, hay que obligar a nuestros gobernantes a moverse.

Fuente: Ernest Urtasun-Blanca de Riquer (eldiario.es)