Mujeres científicas: un 63% de los españoles cree que no pueden ser investigadoras de alto nivel

Lbrecha de género “la desigualdad de proyección, oportunidades y condiciones profesionales entre mujeres y hombres” en España ha aumentado en los últimos años. España ha caído del puesto 10 al 29 en la lista del Foro Económico Mundial sobre igualdad de género por países. La comunidad científica no escapa a esta tendencia. Todo lo contrario. Sólo un 20% de los puestos directivos en este ámbito están ocupados por mujeres. La Fundación Banco Santander ha dedicado recientemente una de sus mesas de debate al asunto con cuatro prestigiosas investigadoras, incluida María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Así abría la noticia El Diario.es  en su edición del pasado 7 de julio.

Pako Soler, compañero de nuestra asociación, nos acercaba de manera interna un punto de vista acertado y muy real de la situación y brecha en las que aún viven, por norma general las mujeres. Da igual estatus social o económico y a nivel general mundial:

El lado menos agradable de esto es que los derechos conquistados no son vitalicios y por lo tanto la lucha y defensa de los mismos siempre estará vigente.

Comparto experiencia tanto en el ámbito escolar, como en el social y familiar; pero no el desánimo por los valores y la lucha de estos que tenazmente transmites a tus hijas. Es más, es un posicionamiento correcto, necesario y de justicia. Que la sociedad vaya a otra velocidad puede llegar a ser desalentador, es nuestro día a día, pero siglos de efluvios androcéntricos dejan sus inevitables posos.
 
Os propongo un ejercicio social: Pensar en el “ser humano” en abstracto, la idea que tenemos del concepto. ¿Qué imagen aparece en vuestra mente?, la representación de un “hombre”. Empíricamente te diré que acierto en el 99’9% de los casos, ya sean mujeres u hombres.
Con esto no digo que la cosa sea imposible, pero costará cambiar las dinámicas. Habrá que visibilizar y problematizar desde una perspectiva feminista y ocupar la centralidad de cualesquiera que sean los proyectos emancipatorios que se nos den. Mientras tanto, como bien dice la antropóloga Margaret Mead:
“Los niños deben ser educados sobre cómo pensar, no acerca de lo que deben pensar.”
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Otra compañera, Rosa, nos dejó otra impresión desde un percepción menos alentadora pero no menos real:
Hace tiempo que percibo que vamos para atrás como los cangrejos. Y los datos en este caso parece que lo corroboran. Pero no me sorprenden, quizás porque tengo dos hijas en edad escolar, como tú. No hay día que no tengan una anécdota significativa que contarme. Soy de las que opinan que no sirve de nada trabajar en ese tema en el ámbito familiar si en un ámbito tan fundamental como es el entorno escolar no se hace lo propio. Y en este sentido, hace tiempo que cayó en mis manos un artículo muy interesante (en inglés). Lo he compartido muchas veces. Lo comparto de nuevo aquí:
Compartió otro enlace no menos clarificante y a la vez desgarrador sobre la educación en nuestras aulas de Edutopía, os dejamos un breve extracto del mismo

¿Qué pasa con nuestras aulas? En mis muchas observaciones de las aulas de la escuela media y secundaria, los estudiantes varones suelen liderar y dominar las discusiones en el aula. Ellos levantan sus manos con más frecuencia para responder preguntas que las estudiantes, y se ofrecen voluntariamente con más frecuencia para leer en voz alta sus escritos o los textos de la clase. De acuerdo con la investigación de Fengshu Liu, debido a esto, los maestros a menudo inconscientemente dependen de los estudiantes varones como su objetivo o ir a los respondedores y voluntarios. El resultado es que las niñas son llamadas con menos frecuencia, agravando su silencio y dando lugar a un sesgo de género no intencional en las prácticas de instrucción.

Gracias a ambas personas por su participación y reflexiones.