No le echen la culpa al murciélago: el origen de la pandemia
La soberanía alimentaria y el impacto de los desarrollos biotecnológicos en la salud y el ambiente son algunos de los temas sobre los que investiga y que la llevaron a cuestionar… ver más
Silvia Ribeiro, investigadora nacida en Uruguay que vive en México hace más de tres décadas es la directora para América Latina del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC), con estatus consultivo ante el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas.
La soberanía alimentaria y el impacto de los desarrollos biotecnológicos en la salud y el ambiente son algunos de los temas sobre los que investiga y que la llevaron a cuestionar, desde el inicio de la pandemia, la ausencia, no solo de la descripción de las causas sino también de las propuestas para modificarlas. En esta entrevista se refiere a este punto nodal, al sistema capitalista de producción y a lo que podemos avizorar, desde el aislamiento obligatorio, como futuro.
–Aunque llevamos meses hablando de este virus, vale la pena repreguntar: ¿Qué es el Covid -19?
— Es una cepa -la que da origen a la declaración de pandemia actual- de la familia de los coronavirus, que provoca enfermedades respiratorias generalmente leves, pero que pueden ser graves para un porcentaje de los afectados, debido a su vulnerabilidad. Forma parte de una familia amplia de virus, que como todos muta muy rápidamente. Es el mismo tipo de virus que dio origen al síndrome respiratorio agudo severo (SARS) en Asia, y al síndrome respiratorio agudo de Oriente Medio (MERS).
–¿De dónde proviene?
Si bien hay un consenso amplio, científico, que es de origen animal, y se le atribuye su origen a murciélagos, no está claro el lugar de donde proviene, porque la mutación de los virus es muy rápida, y hay muchos lugares en donde se podría haber originado. Con la intercomunicación que hay hoy en día a nivel global, se podría haber llevado de un lugar a otro muy rápidamente. Lo que sí se conoce es que empieza a ser una infección significativa en una ciudad en China. Sin embargo éste no es el origen, sino el lugar en dónde se manifiesta primero.
Rob Wallace, un biólogo que ha estudiado un siglo de pandemias durante 25 años, y que es también filo geógrafo, por lo que ha seguido el trayecto de las pandemias y los virus, dice que todos los virus infecciosos de las últimas décadas están muy relacionados a la cría industrial de animales. Nosotros -del grupo ETC y de GRAIN-, ya habíamos visto con el surgimiento de la gripe aviar en Asia, y de la gripe porcina (que luego le pusieron A H1N1 para que sea un nombre más aséptico), también del SARS, que está relacionado a la gripe aviar, que son virus que surgen en una situación en dónde hay una especie de fábrica de replicación y mutación de virus que es la cría industrial de animales. Es porque hay muchos animales que están juntos, hacinados. Esto se repite tanto en los pollos como en los cerdos, que no se pueden mover, y por lo tanto tienden a crear muchas enfermedades. Hay cepas diferentes de virus, de bacterias, que se trasladan entre muchos individuos en un espacio reducido. Los animales son sometidos a aplicaciones regulares de pesticidas, para eliminar otra serie de cosas que hay dentro del propio criadero. También hay venenos en los alimentos -en general es maíz transgénico lo que se les da-. Todo está muy relacionado con el negocio de venta de transgénicos para forraje. Les dan una cantidad de antibióticos y antivirales, para prevenir las enfermedades, lo que va creando resistencias cada vez más fuertes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a las industrias de cría de animales, sobre todo de pollos, cerdos, pero también la piscícola y la de pavos, a que dejaran de aplicar tantos antibióticos, porque entre el 70 y el 80% de los antibióticos en el mundo, se usan en la cría industrial de animales. Como son animales que tienen un sistema inmunológico deprimido, están expuestos todo el tiempo a enfermedades, y además también les dan antivirales. Les suministran antibióticos no tanto para prevenir enfermedades, sino para que engorden más rápido. Estos centros industriales de cría, desde el feedlot hasta la cría de cerdos, de pollos, y de pavos, muy hacinados, crean una situación patológica de reproducción de virus y bacterias resistentes. Pero además, están en contacto con seres humanos que los sacan a las ciudades.
–¿Pero proviene o no de los murciélagos?
— Hay gente que se pregunta: “si se dice que se encontró en un mercado y que proviene de murciélagos ¿cómo llega a los animales que están en cría? Lo que sucede es que los murciélagos, las civetas, y otros que se supone que han dado origen a varios virus -incluso una de las teorías es que el virus del SIDA proviene de una mutación de un virus que estaba presente en los simios-, los expanden debido a la destrucción de los hábitats naturales de esas especies, que se desplazan hacia otros lugares. Los animales silvestres pueden tener un reservorio de virus, que dentro de su propia especie están controlados, existen pero no están enfermando a los animales, pero de pronto se trasladan a un medio donde se vuelven una máquina de producir virus, porque se encuentran con muchas otras cepas y virus. Llegan a esos lugares desplazados de sus hábitats naturales. Eso tiene que ver sobre todo con la deforestación, que paradójicamente es también por la expansión de la frontera agrícola. La FAO reconoce que el 70% de la deforestación tiene que ver con la expansión de la frontera agropecuaria. Incluso la FAO dice que en países como Brasil, donde acabamos de ver todo lo que ha pasado con los incendios, por la deforestación para la ganadería, la causa de la deforestación es la expansión de la industria agropecuaria en más del 80%.
Son varios factores que se conjugan. Los animales que salen de sus hábitats naturales, sean murciélagos u otro tipo de animales, incluso pueden ser muchos tipos de mosquitos que se crean y se hacen resistentes por el uso de agrotóxicos. Todo el sistema de la agricultura industrial tóxica y química también crea otros virus que producen enfermedades. Hay una cantidad de vectores de enfermedades que llegan a sistemas de hacinamiento en las ciudades, sobre todo en las zonas marginales, de gente que ha sido desplazada y no tiene condiciones de vivienda y de higiene adecuadas. Se crea un círculo vicioso de la circulación entre los virus.
–¿Qué opinás sobre los modos en que se está enfrentando la pandemia en el mundo?
— Nada de lo que está pasando en este momento está previniendo la próxima pandemia. Lo que se discute es cómo enfrentar esta pandemia en particular, hasta que ojalá en algún momento el propio virus encuentre un tope, porque hay una resistencia adquirida en una cantidad importante de población. Entonces éste virus en particular puede desaparecer, como desapareció el SARS y el MERS. Ya no va a afectar, pero van a aparecer otros, o el mismo Covid 19 se va a transformar en el Covid 20 o el Covid 21, por otra mutación, porque todas las condiciones se mantienen iguales. Es un mecanismo perverso. Se tendría que poner en discusión el sistema alimentario agroindustrial, desde la forma de cultivo, hasta la forma de procesamiento. Todo este círculo vicioso que no se está considerando, hace que se esté preparando otra pandemia.
— ¿Es posible ubicar a los responsables de esta pandemia?
— Es el típico mecanismo del sistema capitalista, que crea enormes problemas que van desde el cambio climático hasta la contaminación de las aguas, de los mares, la crisis enorme de salud que hay en los países por la mala alimentación, pero también por los tóxicos a los que está expuesta, que producen una crisis de salud en los humanos. Por supuesto el sistema capitalista no lo va a revisar, porque para eso tendría que afectar los intereses de las empresas transnacionales que son las que acumulan, las que concentran tanto desde la cría industrial de animales, como los monocultivos, como incluso las empresas forestales y la deforestación hecha en forma comercial. En cada uno de los escalones de la cadena del sistema agroalimentario industrial, vamos a encontrar a unas cuantas empresas. Estamos hablando de tres, cuatro, cinco, que dominan la mayor parte de ese rubro, como pasa con los transgénicos que son Bayer, Monsanto, Singenta, Basf, y Corteva. Lo mismo pasa con las que producen forraje para los animales. Por ejemplo Cargill, Bunge, ADM. Todas tienen intereses en la cría industrial de animales, porque son su principal cliente. Muchas veces son copropietarias de estas fábricas de virus.
Además de cuestionar las causas,… habría que cambiarlas. Y cambiarlas cuestiona las bases mismas del sistema capitalista. Es necesario cuestionar los sistemas de producción, sobre todo el sistema agroalimentario en forma inmediata. Pero también está relacionado con muchas cosas. Por ejemplo: ¿a quién afecta más en este momento la pandemia? A la gente más vulnerable: a quienes no tienen casa, a quienes no tienen agua. Son los mismos desplazados por ese sistema, y porque no pueden acceder a sistemas de salud.
–¿Cómo es la respuesta desde los sistemas de salud?
— En estas décadas de neoliberalismo no se ha atendido a la necesidad de sistemas de atención primaria de la salud, que es lo fundamental; pero tampoco hay sistemas de salud como para atender ahora a toda la gente que se está enfermando en muchos países. Los países donde ha habido menos muertos en relación a la población, son países que tenían sistemas de salud relativamente capaces de atender a su población. Los que los han desmantelado, han quedado peor frente a la pandemia. El sistema es injusto no solamente desde la producción. Es injusto desde el consumo, porque no todos pueden consumir lo mismo. Es injusto en los impactos que provoca en la gente más afectada, que es la más vulnerable. En algunos será por la edad, pero en muchos otros es por enfermedades causadas por el propio sistema agroalimentario industrial, como por ejemplo la diabetes, la obesidad, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, todos los cánceres del sistema digestivo. Todo eso está relacionado con el mismo sistema que produce los virus. En medio de eso, vienen los sistemas de “salvataje” de los gobiernos, y en todos los países del mundo, por más que digan que primero van a atender a los pobres, aunque pueda haber esa intención –en otros ni siquiera la hay como en Estados Unidos- en realidad lo que tratan de salvar es a las empresas, porque dicen que son los motores de la economía. Entonces, se vuelve a repetir el mismo esquema. Se vuelve a salvar a las empresas que crearon el problema.
–¿Y cuál es el lugar de las industrias farmacológicas frente a la pandemia?
Ni siquiera frente a la pandemia se habla de las causas, sino que se buscan nuevos negocios, por ejemplo, con la vacuna. Todo el negocio de las vacunas que está habiendo en estos momentos, a ver quién llega primero, quién la patenta. Las farmacéuticas están buscando el negocio. También es un negocio para todas las empresas de informática, con las comunicaciones virtuales. Justamente antes de la pandemia, las famosas empresas GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft), ya eran las empresas más valorizadas a nivel de valor de mercado de sus acciones. Y son las empresas que están haciendo ganancias enormes, porque ha habido una sustitución de la comunicación directa, aún más, a la comunicación virtual. Los proyectos de salvataje de la economía van a apoyar a este tipo de empresas, a las farmacéuticas que van a monopolizar las vacunas, a las empresas de la agricultura industrial que producen estos virus. Es como una repetición permanente de este tipo de sistema capitalista injusto, clasista, que afecta mucho más a quienes ya de por sí estaban mal.
Hay que decir también que el 72% de causas de muerte en el mundo es por enfermedades no transmisibles: diabetes, enfermedades cardiovasculares, cánceres, hipertensión. Son enfermedades respiratorias pero no por contagio infeccioso sino por contaminación en las ciudades, con el transporte. Todo lo que se está haciendo ahora respecto al coronavirus, es porque da la ilusión en el sistema capitalista, que se puede atacar. Que si hay una pandemia es un problema tecnológico, y la respuesta es crear situaciones reguladas en cada país, que es una resolución de tipo tecnológica.
— Pero ¿hay otra posibilidad de enfrentar esta crisis que no sea la del aislamiento social?
— Quiero aclarar que yo estoy de acuerdo en que se tomen las medidas de distanciamiento físico, no social, pero eso debería ser acompañado con medidas que puedan apoyar a quienes no tienen condiciones de hacerlo por su vulnerabilidad. El hecho de seleccionar una enfermedad en particular como en este caso es una enfermedad infecciosa, para desatar toda la batería de lo que sería un ataque global a la situación de pandemia, por un lado no cuestiona las causas, pero por otro lado instala una serie de medidas represivas incluso, muy autoritarias, desde arriba, de decir a la gente: “Haga esto, haga lo otro, porque nosotros sabemos lo que usted tiene que hacer y lo que no”. Todo eso está relacionado con no ver el fondo del problema, las causas, y al mismo tiempo, decir que los únicos que pueden manejar la situación en la que vivimos hoy globalmente, es desde arriba, desde gobiernos, empresas, que son los que nos darían la solución y por lo tanto deberíamos aceptar todas las condiciones que nos imponen. Ante esto creo que es fundamental rescatar y fortalecer las respuestas colectivas y desde abajo.
— ¿Por ejemplo?
Por un lado, necesitamos entender que hay un sistema alimentario que es el que llega al 70% de la población mundial. Hay trabajos muy serios de investigación de ETC y de GRAIN que muestran que el 70% de la población mundial se mantiene por la producción en pequeña escala de campesinos, pequeños agricultores, también huertas urbanas, y otras formas de intercambio y recolección de comida que son pequeñas, descentralizadas, locales. Esto es lo que le da de comer a la mayor parte de la humanidad. Y no solo es comida más sana, sino es la que llega a la mayor parte de la gente. Habría que fortalecer y apoyar estas alternativas. Es como un paradigma para pensar soluciones desde abajo, descentralizadas, colectivas, de solidaridad, para ver cómo cuidarnos, frente a una amenaza que nos puede infectar, pero cuidarnos también entre nosotros, y seguir trabajando en la creación de culturas completamente cuestionadoras y contrarias al sistema capitalista, porque es lo que está enfermando a toda la humanidad, a la naturaleza, a los ecosistemas y al planeta.