¿Qué busca el Sr. Ortega remover con sus insostenibles palabras sobre las Trece Rosas?
Desde la Asociación El Pueblo Que Queremos de Las Rozas nos sumamos a la indignación cívica que ha provocado la falacia del Sr. Ortega, representante de VOX, difamando a las Trece Rosas y confiamos que las denuncias cursadas le obliguen, en beneficio de la verdad y del interés común, a que se retracte de sus acusaciones infundadas o se le penalice. Tamaña irresponsabilidad produce efectos demasiado graves como para que quede impune.
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¿A quién pretende engañar el Sr. Ortega, representante de VOX, y con qué fin?
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¿Hasta cuándo la impunidad de los representantes políticos ante el uso de la mentira como recurso electo-emocional?
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¿Qué tienen que decir sus votantes y/o la justicia?
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¿Qué fractura más a la sociedad: mentir difamando a sabiendas de distorsionar lo ocurrido o recuperar la memoria para cerrar desde la verdad las heridas?
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Al igual que ocurriera en la Alemania de Hitler o la Italia de Mussolini, el régimen de Franco creó un sistema de represión, miedo y tortura que se inició con los primeros días del golpe de estado. El asesinato de estas trece mujeres, la mitad menores de edad, fue uno de los episodios más crueles de esa represión impulsada por las autoridades del golpe y que Queipo de Llano bautizó como “el movimiento depurador del pueblo español”.
El eje de esa política represiva fue la “justicia” militar. Una justicia que no buscaba la verdad (el Sr. Ortega tampoco) sino que partía del hecho de que todos los acusados eran culpables si no se demostraba lo contrario, algo imposible en el marco del truculento sistema judicial franquista, de juicios sumarísimos y consejos de guerra donde el derecho de defensa era inexistente.
Y sin embargo, las Trece Rosas NO fueron acusadas de “violar, asesinar y torturar” como afirma Ortega S. Ni en la causa instruida contra ellas, la nº 30.426, que “cualquiera” puede consultar en el archivo histórico, ni siquiera en la Causa General que se siguió posteriormente se hace ninguna mención a su participación o complicidad en torturas, asesinatos, violaciones ni otros delitos cometidos en checas –o fuera de ellas- por ninguna de las jóvenes condenadas a muerte.
El Sr. Ortega miente. La injusta sentencia ver enlace se limitó a considerar probada su pertenencia a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y además, en algunos casos, al Partido Comunista. Por estos hechos inocentes que cualquier persona comprometida con el estado democrático de derecho podría asumir, se les imputó el delito de “adhesión a la rebelión”, y por ello, el tribunal falló que “debemos condenar y condenamos a cada uno de los procesados […] a la pena de muerte”. Sobrecogedor… tanto como el mentir sobre lo ocurrido y que lo haga un representante público a las puertas de un encuentro electoral. ¿Qué oscuridad pretendía agitar?
Los perniciosos efectos de fractura social y desinformación que mentiras como las del Sr. Ortega producen justifica más si cabe la necesidad de recuperar la memoria de lo que fue nuestra historia más reciente. Sin odios, miedos, ni revanchas, pero con la pretensión honesta de colocar, en esa historia mal contada, el lugar que les corresponde a quienes perpetraron un golpe de Estado contra la legalidad vigente y los que la trataron de defender con su vida.
Sólo desde la verdad se puede aspirar a ser libre