‘El Pueblo que Queremos’ ante el PGOU de Las Rozas
Colaborar y actuar localmente para ser globales
En Las Rozas, el pasado 31 de octubre finalizaba el plazo para que las vecinas y vecinos contribuyeran con sus propuestas (trámite de información pública) en la elaboración del Plan General Ordenación Urbana que definirá nuestro municipio para los próximos años.
Una fecha cargada de simbolismo pues coincidía con la celebración, como cada año, del Día Mundial de las Ciudades, una efeméride propuesta por la ONU con el fin de fomentar la cooperación entre países con el fin de desarrollar un urbanismo creador de espacios más verdes, equitativos y sostenibles en todo el mundo.
El futuro es “cooperación”. La reciente pandemia ha evidenciado con claridad de que sólo la colaboración es capaz de mitigar errores o abusos y de implementar soluciones con eficacia global. En esa línea de fomento de la cooperación, la celebración este año (en Shanghái) del Día Mundial de las Ciudades, bajo el lema Actuar localmente para ser globales, tiene por objeto reunir a diferentes socios para compartir experiencias y enfoques que permitan a los gobiernos locales y regionales crear ciudades más inteligentes que contribuyan a la sostenibilidad del mundo.
Siguiendo esa estela necesaria de cooperación es muy conveniente, por un lado, que la ciudadanía roceña se acostumbre a aportar opiniones y sugerencias a la planificación y gestión municipal y, por otro, que el ayuntamiento naturalice tomarlas en consideración para que, sumando perspectivas e ideas, se consiga el diseño urbano y la gestión más oportunos por ser expresión de la inteligencia colectiva.
La Agenda 2030 de la ONU dedica uno de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible a las ciudades. El ODS11: Ciudades y comunidades sostenibles aspirar a “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”
Son las ciudades el epicentro del cambio imprescindible hacia un mundo “habitable”
El acierto en la configuración sostenible de las Rozas es clave y responsabilidad nuestra, de sus vecinos y su gobierno; y es clave porque son las ciudades el epicentro del cambio imprescindible hacia un mundo “habitable” y más si se tiene en cuenta el peso de su huella sobre el entorno: en España la población urbana (municipios de más de 30.000 habitantes) representa más del 84% del total, concentrado en un espacio del 16% de la superficie (el resto es rural, en gran medida en proceso de degradación por abandono y por el cambio climático), siendo fuente de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero y de los residuos.
Es por ello que la ONU considera que sólo un urbanismo local bien planteado puede impulsar el desarrollo social y ambiental que nos abre una puerta al futuro. La contaminación, los problemas de movilidad y calidad del aire, el aumento de temperaturas y olas de calor, incendios, problemas de acceso al agua, gestión de lluvias y de residuos son una suma de derivas asociadas a planificaciones cortoplacistas (ladrillo+ladrillo) y desconectadas de la relevancia de cuidar el entorno natural que obligan a los gestores locales a tomar medidas drásticas sin más demora que reviertan la tendencia y potencien la resiliencia y adaptación eficaz de sus ciudades (Las Rozas entre ellas) al panorama del siglo XXI. Es lo exigible a una ciudad que se califique de inteligente.
En línea con esa colaboración reclamada, la asociación vecinal El Pueblo Que Queremos ha presentado una batería de observaciones y de propuestas al Plan General de Ordenación Urbana: aquellas como justificaciones de la oportunidad práctica de éstas. Son sugerencias que parten de lo elemental: la Crisis Ambiental actual (que condiciona con severidad nuestro bienestar presente y futuro) solo puede entenderse, y en función de ello planificar y gestionar debidamente, teniendo en cuenta y corrigiendo, por un lado, el alejamiento inexorable de las prioridades humanas actuales de la naturaleza y la visión predominante de que lo único que cuenta es cómo nos va a nosotros, como si eso NO dependiera indisolublemente de cómo le va a la naturaleza y a los demás compañeros de nuestro ecosistema y, por otro lado, la recuperación de la España vaciada a través de una distribución más eficaz de la población que permita una vinculación con la naturaleza más sostenible.
Nos encontramos en un período clave para, desde nuestro municipio, planificar (y realizar) acciones que nos permitan, por un lado, alcanzar el objetivo vinculante del Pacto Verde Europeo de neutralidad climática (emisiones cero) para el 2050, tratando de limitar así un mayor calentamiento global y que otros cambios climáticos ya desatados no vayan a más y, por otro, adaptarnos a esos cambios que han venido para quedarse y que el bienestar en el municipio se vea mínimamente afectado.
Confiemos que el ayuntamiento las tenga en cuenta.
Área de Ecologismo de la Asociación Vecinal ‘El Pueblo que Queremos’