La recuperación económica ha favorecido cuatro veces más a los ricos que a los pobres

El mundo tuvo un nuevo milmillonario al día en 2017, el mayor ritmo de crecimiento de la historia en un planeta donde el 1% más rico acaparó el 82% de la riqueza generada durante el año. En España, los beneficios empresariales crecieron en 2016 un 200,7% respecto a 2015 pero el coste laboral por trabajador se mantiene estancado desde 2012.

El último informe de Oxfam Intermón sobre la desigualdad global dibuja un mundo en el que los más ricos cada vez se reparten un pastel mayor, mientras quienes menos tienen son cada vez más, y con menos. Un planeta en el que los humanos no han aprovechado su última crisis económica para una redistribución de una riqueza que ya estaba acumulada en muy pocas manos. Todo lo contrario. Y España no se libra de esa tendencia.

A nivel global, el 1% más rico acapara el 82% de la riqueza que se generó en 2017, pero el 50% más pobre –nada menos que 3.700 millones de personas– no vio ningún beneficio del crecimiento económico. Algo similar ocurre en el Estado español, donde el 1% más rico acaparó el 40% de la riqueza generada y el 50% más pobre se repartió menos del 7%.

Estas son las líneas generales de la economía global y estatal que se derivan del nuevo informe Premiar el trabajo, no la riqueza, que la ONG ha publicado con motivo del Foro Económico Mundial de Davos, que se celebra desde el martes 23 de enero.

Desigualdad distópica

Es un hecho que en el momento de más desarrollo de la civilización humana la desigualdad ha adquirido tintes distópicos. Entre los años 2006 y 2015, la riqueza de las élites ha crecido a una media de un 13% anual, mientras que los salarios de los trabajadores no lo han hecho más que un 2%.

Esta tendencia se está acelerando, ya que en los doce meses que van de marzo de 2016 a marzo de 2017 se produjo el mayor aumento de la historia en el número de personas cuyas fortunas superan los mil millones de dólares. Eso quiere decir que ha nacido un nuevo milmillonario cada dos días, y eso no son buenas noticias.

Tal como plantea José María Vera, director general de Oxfam Intermón: “El boom de los milmillonarios no es signo de una economía próspera, sino un síntoma del fracaso del sistema económico”, de tal forma que “se explota a las personas que fabrican nuestras ropas, ensamblan nuestros teléfonos y cultivan los alimentos que consumimos para garantizar un suministro constante de productos baratos, así como para engrosar los beneficios de las grandes empresas y sus adinerados inversionistas”.

La ONG ha aprovechado la coyuntura del Foro Económico Mundial no solo para sacar el informe global, sino que además ha sacado a la luz otro documento, titulado ¿Realidad o ficción? La recuperación económica, en manos de una minoría, referido exclusivamente al ámbito del Estado español.

Una de las conclusiones del informe es que “la desigualdad hace que la recuperación económica no llegue a todas las personas por igual”. En concreto, la recuperación económica ha favorecido cuatro veces más a los más ricos que a los más pobres en términos de renta. Además, en el período que va de 2013 a 2015, 29 de cada 100 euros provenientes del crecimiento económico fueron a parar al 10% con rentas más altas, mientras que solo 8 han terminado en manos del 10% más pobre.

A costa de precariedad

El documento plantea claramente cuál es el elemento que hace de la persistencia –y aumento– de la desigualdad tanto en España como en el mundo un mal perenne: “El desigual reparto en las ganancias de la actividad económica que persisten en manos de los dueños de capital a costa de la precarización del mercado laboral, donde los salarios y las condiciones laborales cada vez son peores”.

Un dato al respecto. En España, mientras los beneficios empresariales crecieron en 2016 un 200,7% respecto a 2015, “y con ellos el reparto de dividendos”, remarcan desde Oxfam Intermón, “el coste laboral por trabajador se mantiene estancado desde 2012”.

El informe Premiar el trabajo, no la riqueza analiza también la inmensa diferencia existente entre las retribuciones de las personas trabajadoras y los directivos. Los directores generales de cualquiera de las cinco principales marcas de moda del mundo ganan en tan solo cuatro días lo mismo que una trabajadora del sector textil de Bangladesh durante toda su vida. España no está lejos de esta marca: un trabajador que cobre el Salario Mínimo Interprofesional debe trabajar 71 años para lograr el sueldo que obtienen quienes se sitúan en el tramo más alto.

El desempleo y la reducción de la negociación colectiva, que ha permitido a los empresarios disminuir de forma unilateral los salarios, son los dos pilares que han precarizado el mercado laboral en el territorio del Estado. Así, entre 2008 y 2016, “las retribuciones más bajas se han reducido un 15 %, mientras que los sueldos correspondientes al tramo con salarios más altos ha crecido un 15,18%”, rermarcan desde la organización.

Por si fuera poco, la tendencia a la externalización de servicios “amenaza con precarizar aún más el mercado de trabajo”, remarca el informe. Y todo tiene su porqué: una persona asalariada contratada por este tipo de compañías cobra, de media, un 31% menos de lo que recibe otro acogido a su convenio colectivo sectorial.

Mujeres y jóvenes

Por supuesto, hay sectores de la población a los que la desigualdad golpea con mayor dureza.  La brecha salarial entre hombres y mujeres en el mundo es del 23%, y en España la cifra asciende al 20%. Asimismo, nueve de cada diez milmillonarios en el mundo son hombres.

Las mujeres, además de estar sobrerrepresentadas en los empleos más precarios, son las principales afectadas por los contratos a tiempo parcial y temporales. Por ejemplo, en España  el 73,9% de la población trabajadora que recibe los sueldos más bajos son mujeres, y solo son el 34,5% de las personas trabajadoras con retribuciones más altas.

Los jóvenes también se encuentran dentro del grupo al que más afecta la desigualdad. El salario anual obtenido por un joven de 26 años que accede por primera vez a un empleo es hoy un 33% inferior al que se ganaba en 2008. A ello hay que sumar la mayor temporalidad y el trabajo a tiempo parcial, unas cifras que para Oxfam Intermón hace que “el futuro de los jóvenes sea totalmente incierto”.

Fiscalidad para ricos

El actual sistema fiscal “es un claro aliado para aumentar la actual crisis de desigualdad”, señala el informe global de la ONG. Existe una tendencia mundial a reducir los impuestos que deben pagar las grandes empresas y fortunas. Sin embargo, son las familias y los asalariados quienes mantienen las cuentas públicas.

Una serie de datos escalofriantes: el 0,01% de los más ricos del mundo evaden 120.000 millones de dólares al año; en España las grandes fortunas ocultan una riqueza equivalente al 12% del Producto Interior Bruto en paraísos fiscales, y el 20,4% de las transferencias públicas fueron a parar al 10% más rico de la población mientras que el 10% más pobre sólo recibió el 4% del total de gasto.

“Es una cuestión de voluntad política que los gobiernos acaben con esta situación”, señala el director de la organización. “Deberían garantizar que los más ricos paguen los impuestos que les corresponden y lograr combatir la creciente evasión y elusión fiscal. Deben utilizar la recaudación y el gasto para redistribuir la riqueza y disminuir los niveles inaceptables de desigualdad”.

En este sentido, España tampoco se libra. El impuesto de sociedades solo recaudó un exiguo 12%, frente al 83% de la recaudación que suponen el IVA y el IRPF. O sea, las familias llevan la carga impositiva.

Plan Nacional de Reducción de la Desigualdad

Por todo ello, desde la organización responsable de sendos informes apuntan a la necesidad de que el Gobierno establezca un Plan Nacional de Reducción de la Desigualdad que “debería garantizar un empleo y salario dignos”, exponen desde Intermón Oxfam.

Entre las medidas que deberían llevarse a cabo se encontraría el incremento del Salario Mínimo Interprofesional hasta los 1.000 euros mensuales en 2020, establecer una escala 1:20 entre el salario más alto y el mínimo dentro de una empresa para garantizar una mayor equidad retributiva, y evitar la subcontratación como método para reducir costes salariales.

A esto habría que sumarle una fiscalidad progresiva, para lo cual la organización exige una ley contra la evasión y la elusión fiscal. Además, el Plan debe garantizar una fiscalidad progresiva, para lo cual la organización pide una ley contra la evasión y la elusión fiscal.

Fuente: elsaltodiario.com